Cada año llega a la tierra, en forma de energía solar, el
equivalente a 60 billones de toneladas de petróleo. Con que sólo se aprovechara
un 1%, la población mundial alcanzaría el nivel de consumo energético de los
EEUU, el país que más consume.
El gasto de un ciudadano
medio de dicho país es 16 veces mayor que el de un africano medio. El problema
reside en el modo de aprovechar monetariamente una fuente de energía que es
inagotable y que se distribuye gratuitamente.
La evidencia de que el consumo de combustibles fósiles puede
llevar a un punto sin retorno, los más de 65 millones de barriles diarios de
petróleo que consumimos y los 3.500 millones de toneladas que se queman cada
año aceleran el efecto invernadero y, con él, el cambio climático global.
Además la energía nuclear no es tan limpia, segura o eficaz como se preveía. En
cualquier caso, conviene un cambio de mentalidad. Utilizamos más energía de la
necesaria. Y ese derroche repercute en los países más desfavorecidos.
Últimamente
se apuntan soluciones de tipo autosuficiente, que favorecen el ahorro y que no son contaminantes. De cualquier manera el debate sigue, la aplicación de este
tipo de energías tienen, inevitablemente, un impacto en el medio ambiente.
Animales y plantas de distintos biomas deben convivir con maquinarias, muchas
veces peligrosas que dañan, no solo el paisaje, sino también su forma de vida y
los exponen a peligros directos. Pero creemos
que esté es el camino, el del debate en las formas de aplicación menos dañinas,
respetando al resto de los seres vivos con quienes compartimos el planeta, que
proporcionan un equilibrio del cual dependemos directamente.
Por eso es importante comprometerse con estos cambios, y
participar de manera directa en el debate de cuales son las más prácticas,
eficaces y sustentables. Aquí te comentamos un poco de que se tratan alguna de
las energías renovables más utilizadas en el mundo (habrá una segunda parte
para que no sea tan largo), para que nosotros también formemos parte del
cambio.
Minirepresas: las minirepresas hidráulicas generan
electricidad allá donde se precisa, no alteran el curso del río, no requieren
grandes masas de agua y el impacto ambiental es mínimo. China dispone de más de
100.000 instalaciones de este tipo, con las que suministra electricidad a dos
tercios de la población rural y a un tercio de la población urbana. Por sus
costes de instalación y mantenimiento, por sus costes de instalación y mantenimiento,
y por su rendimiento energético, son una alternativa para los países en
desarrollo.
Energía de mareas: Mareas, fuerza de las olas, gradientes
térmicos y salinos, vientos oceánicos y corrientes marinas ofrecen un potencial
energético enorme. La fórmula más habitual de aprovecharla consiste en separar
un estuario del mar mediante un dique y aprovechar la diferencia de nivel que
se produce con las mareas. Se utiliza en Francia y en Rusia, y se ha comprobado
que es útil para generar electricidad en cantidades apreciables.
Energía geotérmica: los cinco kilómetros exteriores de corteza
terrestre contienen 40 millones de veces la energía que pueden proporcionar las
actuales reservas de petróleo y gas. Pese al enorme potencial, su
aprovechamiento es dificultoso dada la dispersión de dicha energía. Con todo,
no es imposible. En Islandia, el 80% de la población se beneficia de
calefacción geotérmica y en El Salvador el 40% del consumo eléctrico total
tiene este origen.
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